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♥IDDSMM=LA IGLESIA DE DIOS SOCIEDAD MISIONERA MUNDIAL AMA A DIOS ELOHIM (CRISTO AHNSAHNGHONG Y DIOS MADRE).
LA IGLESIA DE DIOS SOCIEDAD MISIONERA MUNDIAL(IDDSMM) ESTÁ PREDICANDO EL EVANGELIO PARA ENCONTRAR A HIJOS DE DIOS.
{IDDSMM} ¿Ama usted a Dios?
Dios nos ama. Él nos escogió antes de la fundación del mundo con amor, cuidó de nuestra seguridad hasta el último momento en que dejó de respirar en la cruz, y nos ama constantemente incluso en este momento.
Entonces, ¿amamos a Dios en verdad? Aunque ahora estamos recorriendo el camino de la fe en Dios, tomemos un tiempo para pensar de nuevo si amamos a Dios verdaderamente.
La Biblia dice: “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman” (Sal. 122:6), y: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Co. 2:9). En este año del jubileo espiritual, quiero que todos abriguemos el amor de Dios Padre y Dios Madre.
Pensemos la Madre celestial
Hace poco leí una historia en la Internet, titulada: “¡Si pudiera nacer de nuevo en este mundo!” Un maestro de secundaria dio una tarea de redacción a sus estudiantes durante la clase; les pidió escribir historias tituladas: “¡Si pudiera nacer de nuevo en este mundo!” Entre las historias presentadas por los estudiantes, hubo una historia notable que definitivamente cautivó su atención. La historia fue escrita por un estudiante con discapacidad que utilizaba una silla de ruedas para asistir a la escuela con la ayuda de su madre.
Su historia empezó con una expresión de su deseo: “Si pudiera nacer de nuevo en este mundo, sería la madre de mi madre”. La razón descrita anteriormente muestra lo que estaba en su corazón; él pensó cuánto había sufrido su madre por acompañarlo a la escuela y por haber cuidado de él día y noche. Considerando la enorme cantidad de amor que había recibido de su madre, llegó a la conclusión de que no podría retribuir el amor de su madre sin importar cuánto se dedicara a ella y cuánto la obedeciera, y que la única manera de retribuir su inmenso amor era convertirse en la madre de su madre.
Él solo pensó en qué podría hacer para retribuir el amor y la dedicación que su madre le dio, deseando únicamente que su hijo tuviera éxito en la vida. Por eso, llegó a tener este pensamiento loable y maduro a pesar de su edad: “Si pudiera nacer de nuevo, nacería como la madre de mi madre y retribuiría su incalculable amor y sacrificio por mí”.
Aunque esta historia es corta, deja una enorme y duradera impresión en nuestra mente. Tendemos a pensar primero en nuestros momentos difíciles. Sin embargo, este estudiante pensó en su madre, que se sacrificó por él, más que en sí mismo. Por eso, escribió esto en su historia: “Si pudiera nacer de nuevo, sería la madre de mi madre”.
No solo pensemos en nuestro dolor y fatiga, sino pensemos en el camino de sacrificio que la Madre celestial está recorriendo por nosotros, sus hijos. Deseo que todos nosotros tengamos el sacrificio de la Madre en lo profundo de nuestro corazón, como el estudiante de la historia, para que seamos fieles a la Madre como sus hijos.
“¿Me amas más que éstos?”
La iglesia no solo es un lugar donde hay rituales y ordenanzas de culto, sino que es un lugar donde Dios, que es el amor, concede su amor a sus hijos y ellos lo aman. Cuando adoramos a Dios, debemos tener amor hacia Él en nuestro corazón. Si guardamos un culto sin amor hacia Dios, solo conforme a las ordenanzas y los rituales, no podrá ser el sacrificio de gozo que Dios desea.
Debemos dar nuestro corazón completamente a Dios (Mt. 22:35-38). Así como el estudiante de la historia quiso retribuir el amor de su madre que había sufrido por él, nosotros también: con un corazón lleno de amor hacia Dios, debemos ir a la iglesia, guardar el Día de Reposo, celebrar la Pascua y correr hacia el reino de los cielos.
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Jn. 21:15-17 “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.”
Jesús preguntó a Pedro: “¿Me amas?”, cuando le confió el rebaño. “¿Me amas?” “Sí, Señor.” “¿Me amas?” “Sí, Señor, tú sabes que te amo.” Pedro amó mucho a Jesús, y llegó a ser el fundamento de la iglesia primitiva.
Si Dios nos hiciera hoy la misma pregunta, ¿responderíamos desde nuestro corazón: “Sí, Señor”? Pensemos en el sacrificio del Padre y la Madre que atravesaron el dolor de la cruz para salvarnos y vinieron de nuevo en la carne y han sufrido por nosotros hasta este día. Nosotros pensamos simplemente en el sacrificio de la cruz. Sin embargo, hasta que esto se cumpliera, hubo sacrificios expiatorios por más de 1500 años desde la época de Moisés hasta el tiempo de Jesús; cada ofrenda por el pecado representaba el sufrimiento de Dios y su amor sacrificado. Dios ha venido a esta tierra para salvar a sus hijos pecadores, y todavía está sufriendo por nuestros pecados, hasta la muerte. Frecuentemente olvidamos este hecho.
¿Por qué Dios Padre y la Madre celestial vinieron a esta tierra y fue difamado por la gente aunque pudieron haber escogido descansar cómodamente en el glorioso reino de los cielos? Todo esto fue por nosotros; Ellos nos amaron tanto que hizo todo para nosotros.
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